
Verlas planear, sorteando las corrientes ascendentes, es todo un espectáculo. A veces están como paradas, estáticas, sin desplazarse, simplemente tomando el sol con alas extendidas, a semejanza de cometas, mirando a barlovento, para permanecer por horas en esa formación.
Cuando pescan para alimentarse, vuelan, en pasajes rasantes que les permiten engarzar con su pico, como con pinzas dentadas, los peces que nadan en la superficie de las olas. El pico de estos pájaros marinos de dos metros de envergadura, es curvo en su extremo, formando como una uña, con la cual aseguran que el pescado no escape.
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